martes, 27 de mayo de 2008

El talento


Una buena vitrina no se mide sólo por la idea que la origina, ni por cuan original sea ésta.

Intervienen los factores "blandos", justamente aquellos que son los más difíciles de lograr y precisamente aquellos que provocan lo que yo llamo el efecto "amor a primera vista".

El talento del vitrinista y la experiencia de éste es vital.

Ideas y conceptos gráficos hay montones para aplicar, sin embargo cada pliegue, cada detalle

de movimiento y actitud de los maniquíes equivalen a un tesoro preciado por las marcas que

conocen del tema.

El valor del acabado final equivale a impresión de pulcritud visual y extrema preocupación por los detalles que perciben los clientes.

Muchas marcas lo saben, pocas pueden hacerlo.